Para la décima fragancia de nuestra colección Eau de Parfum, decidimos navegar por el Mediterráneo y aterrizar en la isla de Salina, un pedazo de tierra de Trinacria, enclavada en el archipiélago de las Eolias, rodeada por el mar azul zafiro. Esta isla, una de las perlas del Mediterráneo, fue elegida como escenario ideal para la creación de un perfume que huele a mar, a sol, a arena, a sal en la piel y a libertad.
Conchas, estrellas de mar y arena cálida En lugar de las notas habituales en perfumería, la pirámide olfativa de Salina se adorna con matices aguamarina, acentos salados y matices soleados. Chispeante y acuática, pero también cálida. Salada y, al mismo tiempo, dulce. Sutil y envolvente. Seguir la evolución de Salina es como decidirse a dar un paseo por una playa desierta, a la hora del día en que el sol aún no ha decidido ponerse. Con Salina, el sentido del olfato adquiere poderes que normalmente pertenecen a la vista, el tacto y el gusto. Más que evocadora, esta fragancia es una experiencia sensorial total, y cada una de sus notas sugiere a la nariz lo que la imaginación no puede imaginar: el sabor del mar, el verde del pinar y del matorral costero, el brillo cegador del sol reflejándose en el agua, el juego infantil de las huellas dejadas en la arena, borradas por las olas del mar, y la caricia del sol sobre la piel. El perfume se convierte en magia sobre la piel.
Notas de salida: Cáscara de limón, sal marina, agujas de pino
Notas de corazón: Arena cálida, mirto, absenta, rocío de mar, lavanda
Notas de fondo: Vainilla, almizcle blanco, cedro
Perfumista: David Maruitte
